Ayer por la noche, la Universidad San Ignacio de Loyola de propiedad de Raúl Diez Canseco, distinguió con el doctorado Honoris Causa al ex presidente Alejandro Toledo Manrique.
A todas luces tal distinción no es otra cosa que una franeleada de Diez Canseco a quien fuera su mentor y del que fue vicepresidente, en el gobierno anterior. Pensar que se otorga dicho honor por las cualidades profesionales de Toledo y por el ejemplo que puede ser de los alumnos de dicha universidad, es equivocarse diametralmente. Aunque dicha Universidad no es precisamente reconocida por su nivel educacional, no puede tomarse como ejemplo de los universitarios a quién ejerció una presidencia con la mayor frivolidad que presidente alguno lo haya hecho en nuestro país, y menos por supuesto si recordamos de su afición por el consumo indesmayable de cuanta bebida espirituosa se le ponía al frente. Menos lo pueden distinguir por sus cualidades profesionales.
La prueba más contundente de lo que afirmamos en que en la CONFERENCIA MAGISTRAL que siguió al otorgamiento del título Honoris Causa, dijo hablando del momento político actua, que la diferencia entre el gobierno de Alan García y el suyo, era que durante su gestión se dialogaba y que el APRA no había dialogado por lo que se llegó a los sucesos de Bagua, que ellos ESCUCHABANOS y que si se hubiera seguido su ejemplo, se habrían salvado muchas vidas. Luego en una variante del verbo inventado en ese momento por Toledo dijo: ESCUCHAMANOS, sin que a los concurrentes a tan magno evento, se les moviera un músculo. No podría darse cuenta Diez Canseco pero habían empleados de éste que parecen ser un poco más ilustrados y que bien pudieron haber corregido a su conferencista magistral y no lo hicieron.
Será producto del etiqueta azul o es que de tanto hablar en inglés se ha olvidado de su propio idioma?
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