jueves, 5 de febrero de 2009

LAS UNIVERSIDADES EN EL PERÚ o ESTAFADOS A NOMBRE DE LA NACIÓN

Nadie sabe a ciencia cierta, cuantas universidades funcionan en el Perú. Si usted llama a la Asamblea Nacional de Rectores, la cifra puede variar de acuerdo al funcionario que le conteste. Uno le dirá 90, otro 92. No faltará el que le pregunte si la cifra que usted quiere conocer, es de las que cuentan con autorización o si en el total se incluye a las que están pendientes de que se apruebe su funcionamiento. En éste último caso, la cifra puede bordear las 100 universidades. Por que para determinar el número de universidades con que contamos en el país, se debe tener en cuenta tanto las que funcionan con autorización, como las que funcionan sin ella, las que están en proceso de adecuación o reconocimiento, restarle las que han sido suspendidas y multiplicar todo por las que tienen filiales en la que también hay autorizadas y clandestinas.

Como si no fuera suficiente el caos existente, también existen las “universidades” que recién están en la etapa de “Solicitud”, pero como quiera que algunas con la sola presentación de la solicitud, ya funcionan, debemos contarlas como Universidades.

Si usted quiere saber el número de filiales la cosa es aún más difícil. Si en el número de universidades podemos aproximarnos, en el caso de las filiales, ni siquiera se tiene un número aproximado y las cifras pueden variar en 54 a 800. La primera se supone que es la cifra de las que han cumplido con los requisitos exigidos por el Consejo Nacional para la autorización del funcionamiento de Universidades (CONAFU). La segunda es la cifra que ha calculado un funcionario del Ministerio de Educación, que aunque parezca imposible, está más preocupado de la existencia de estos frankestein educativos, que las autoridades universitarias.

Filial de una universidad, es una extensión de aquellas universidades que ya no tienen a quien esquilmar en la ciudad en que se crearon y buscan incautos en otros lugares del país. La ley que autorizó su funcionamiento, tiene su historia, se trata de la Ley 27504 llamada pomposamente: “Ley que regula la creación de filiales universitarias y otorga facultades adicionales a la Asamblea Nacional de Rectores”. Esta ley que se promulgó el 7 de julio del año 2001, no quiso ser promulgada por el entonces Presidente de la República Valentin Paniagua y la promulgaron, Carlos Ferrero y Henry Pease García presidente y vicepresidente del congreso respectivamente.

Las filiales ya funcionaban ilegalmente y buscaban su “legalidad”, que se las otorgó esa ley.

Como quiera que autorizaron la creación universidad San Alberto de Saponara en la Ciudad de Macondobamba y al cabo de 4 años de funcionamiento, todos los muchachos del lugar están matriculados en dicha universidad y por lo tanto, ya los ingresos económicos han llegado a su tope pero las necesidades de los promotores no, estos no tiene mejor idea que crear una filial. En donde? No importa, en donde sea con tal de matricular a nuevos incautos.

Tal como lo ha demostrado un estudio de Luis Pasara, hay por ejemplo filiales de Facultades de Derecho, que ni siquiera cuentan una biblioteca y que funcionan en un local que de día es universidad y de noche puede convertirse en una ilustrada discoteca. Es lo mismo, pero a oscuras y con música. Por ese camino se han creado no sólo en filiales de Facultades de Derecho, sino en otras profesiones como es el caso de filiales de Facultades de Medicina Humana y si a ello, le añadimos que se han autorizado la posibilidad de estudios a distancia y de bachillerato automático, usted puede tener un profesional que nunca pisó el aula de una universidad. Daría lo mismo que conseguir un título universitario en el Jr. Azángaro. Con ello no tendrían problema alguno ni la frustrada contralora, ni David Waisman, que como sabemos son Ingenieros “bamba”.

La mayoría de las universidades que se han metastasiado en diversos lugares del país, no pretenden educar, formar, enseñar, lo que buscan es obtener mayores ganancias de las que ya tienen a costa del esfuerzo de sacrificados padres de familia que creen que le están dando una profesión a sus hijos, pero que lo único que en realidad han obtenido con el pago exorbitante y puntal de la pensión universitaria, es un cartón que no ha de servirle de mucho.

Universidades que buscan el lucro y no tienen reparo en el daño que causan nos están perjudicando a todos. Que nivel de enseñanza puede obtenerse de una universidad (y son varias) que tiene más vacantes que postulantes. No hay ninguna exigencia de estudio, no hay nota mínima para ingresar y salvo que el postulante falte el día del examen, ingresará irremediablemente a perder su tiempo y su dinero.

La ley que autorizó la creación de filiales debe ser derogada de inmediato y la Asamblea Nacional de Rectores dejar sin efecto las filiales autorizadas y denunciar las filiales que han pululado ilegalmente.

La tarea será muy difícil por que ahí tienen su guarida, otra variedad de otorongos. Los rectores conforman la directiva de la Asamblea Nacional de Rectores y esa asamblea tiene que controlar lo que los mismos rectores hacen o dejan de hacer.

Si la Asamblea y el CONAFU no cumplen su labor, como que de hecho no la están cumpliendo, o los reforman o desaparecen y su misión la comienza a realizar otra institución.

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