jueves, 23 de abril de 2009

LA TINKA Y MONTESINOS

Hace ya varios años, 1996 o 97, me buscó con insistencia un señor de nacionalidad argentina domiciliado en el Perú, cuyo nombre ahora no recuerdo, para hablarme de las irregularidades que según él, se producían en el sorteo llamado “La Tinka”.

Había observado dicho ciudadano argentino que dicho sea de paso, había sido un fanático de ese juego, que por ejemplo el aumento en el monto de los premios no era proporcional al volumen de lo jugado, sino que aumentaba en una cantidad fija semana a semana. Esto, que según él no ocurría con otros juegos en el mundo, revelaba no sólo una infracción al reglamento, sino algo turbio.

También señalaba que a pesar de que el sorteo debía ser público, se realizaba en privado dentro de las cuatro paredes de un set de televisión. Al intentar ingresar a las instalaciones de ese canal que era Canal 2, se lo habían impedido y cuando alegó lo de la publicidad de los sorteos, le respondieron que la publicidad estaba dada por la presencia del notario público.

A propósito del notario público, observó que en cierta oportunidad en que el notario titular estaba de vacaciones, lo remplazó una notaria y como sólo podía ver el sorteo por televisión, notó que en 2 domingos consecutivos la mencionada notaria, aparecía con el mismo vestido, lo que tratándose de una mujer que además sabía que aparecería en televisión, motivó sus suspicacias. Aumentaron ellas cuando se percató que entre domingo y domingo y con el mismo vestido, la notaria también tenía enganchado el collar de perlas que lucía, del mismo botón del vestido. Para él, esto que no era conincidencia, era la prueba que el sorteo se había realizado el mismo día, pero se había hecho figurar como si fuera en 2 días (domingos) distintos.

Por mi cuenta averigüé como había aparecido La Tinka y encontré que era auspiciada, patrocinada o avalada por la Beneficencia Pública de Huancayo, quien había firmado un contrato con la empresa IBM, que luego había sido sustituida por otra y que a cambio de ese auspicio, patrocinio o aval, la Beneficencia de Huancayo recibía un porcentaje de lo jugado. Comprobé también que luego se había modificado el contrato original y que el porcentaje había sido rebajado, no cumpliéndose aparentemente con las normas y leyes que regían o rigen el juego en el Perú. Esto último -lo del cumplimiento de las normas- no lo pude comprobar a plenitud por que las autoridades a las que pedí información, nunca me la proporcionaron.

Con toda la información que había recabado, y con una carta, le envié el asunto al Defensor del Pueblo que en ese momento era Jorge Santisteban quién de inmediato me respondió que intervendría en el tema, que como es obvio, era más de su competencia que de la mía y sumado a que era yo, congresista de oposición y Santisteban había sido elegido con el respaldo del gobierno tendría más posibilidades de llevar a cabo la tarea.

Días más tarde y sin saber como, apareció en la sección “Sin confirmar” de el diario El Comercio una pequeña nota que daba cuenta de mis investigaciones. Ese mismo día recibí la llamada del Sr. Juan Paredes Castro (me parece que entonces era editor del citado diario), indagando sobre si era cierto lo de dicha investigación y manifestando su preocupación por lo que consideraba un asunto “muy delicado”. Al responderle que era cierta la investigación y que ya se encontraba el asunto en manos del Defensor del Pueblo se dio término a la conversación.

En otra oportunidad contaré como a la semana de esa noticia, hubo un feliz ganador de la Tinka.

Del tema ya casi me había olvidado, gracias al paso del tiempo y a la inoperancia de la Defensoría, cuando a propósito de la denuncia que formularon contra mí por recibir dinero de un hermano de alguien que era testaferro de Montesinos, Martha Chávez para terminar de hundirme y reforzar la denuncia de que yo estaba vinculado a Montesinos( a quien ni siquiera conocía), declaró lo siguiente: “Yo sabía de sus relaciones con Montesinos, por que denunció irregularidades de la Tinka y luego se quedó callado

Si bien es cierto que nunca más repitió ese “argumento”, no dejó de sorprenderme. La irregularidades que supuestamente habían en La Tinka se las había comunicado al Defensor del Pueblo y no tenía la menor idea de que Montesinos tuviera algo que ver con el asunto y menos como insinuaba la siempre sibilina Chávez, que por indicación de Montesinos yo hubiera dejado de investigar ese o cualquier otro tema. No he tenido ni en ese entonces ni hasta ahora, contacto alguno con el asesor del gobierno de Fujimori ni siquiera por teléfono.

En las investigaciones a Montesinos y al gobierno de Fujimori, nunca se ha tocado el tema y que yo sepa en la Defensoría del Pueblo tampoco se averiguó nada.

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